Rubén Fernández
Argentina
No es la primera vez,
siempre que uso el agua bien caliente para bañarme el vapor empaña el
espejo. Pero hoy fue distinto, porque luego de pasar la mano sobre el vidrio,
me miré y ya no estaba allí. Solo vi la pared a mis espaldas. Temo
que mi imagen se haya diluido en esas gotas de agua.
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