lunes, 28 de julio de 2014

UN CORAZON.


 Elvirita Hoyos
Cartagena, Colombia
 
─Doctor, mire este extraño Ecocardiograma color.
El doctor lo miró desde diversos ángulos silenciosamente. Y un tanto perplejo, lo devolvió a la enfermera con la orden de remisión al especialista del departamento de Cardiología, sin informe.
El Cardiólogo, después de mirar detenidamente el ecocardiograma, le preguntó a la enfermera, por el informe.
─Nada, doctor. No trajo ninguno. ¿Ocurre algo grave?
─No sé qué decir. En mis treinta años de experiencia, no he visto nada igual. Regrésala al Centro de Imágenes para que la repitan, esto debe estar equivocado, o quizá el aparato esté dañado.
─Doctor, permítale decirle que antes de enviarla, el especialista hizo varias tomas y todas salen iguales.
─En ese caso, envíela al departamento de “Investigaciones Clínicas” que la vea el Jefe, ah y por favor, no envié nota, para no influir en la investigación.
─Pero…
─No se preocupe, ellos entenderán que es una caso extrañísimo, y complejo, digno de un estudio singular y completo.
El Investigador, miró muy minuciosamente la Eco en la pantalla frunciendo el entrecejo durante largos minutos en los cuales, la expresión grave de su rostro, y el rictus permanente de su boca; le indicaban a la enfermera auxiliar que no debía preguntarle nada. Ni hablar siquiera. El doctor se hallaba sumido en las profundidades de su conciencia, consultando la milenaria biblioteca escrita en sus neuronas. Muy dentro de él, una simbiosis arrojaba luz  ante cualquier pregunta que se hiciera después de un proceso en el que nadie diferente, podía acceder fácilmente.
─Venga, le dijo a su auxiliar, obsérvela en pantalla y vaya diciéndome lo que ve.
─Caray, para empezar le digo que me asusta ver esto que nunca antes había visto.
─Yo tampoco, contestó, pero tal parece que llegó el día. Siete mil millones de personas caminan sobre la faz de la tierra. Cuarenta y cinco millones, habitan en Colombia. Y, que yo tenga noticias, éste es un caso único e insólito. ¿Cómo le parece?
─ ¿Nos ganamos la lotería?
─No sé qué decir, me hallo perplejo. Investiguemos a ver si estoy en lo cierto, y sigámosle la pista. Solicíteme estos datos: Género. Edad. Estado Civil. Y vuele, que para mañana es tarde.
─Doctor, yo tengo esos datos en mi folder. Dice: Mujer. Edad…edad… edad…que raro, la copiadora debió estar dañada cuando la scanearon, pues en la fotocopia de la cedula de ciudadanía, la parte pertinente, está en blanco y usted, sabe que eso es absolutamente imposible, tratándose de un documento del estado.
─Observe la foto del documento, que edad refleja.
─Parece joven. Muy, pero muy joven, además de linda.
─Mire sus huellas…
─No se alcanzan a ver nítidamente.
─Eso imaginé. Se trata de una ¡Inmortal!
─Pero doctor, eso es imposible.
─No. No lo es. Lo más cercano a lo imposible, es lo posible. Volvamos a observar en pantalla, quiero saber si usted ve lo mismo que yo. Repasemos.
─Se trata de un Electrocardiograma bidimensional modo M Doppler color.
─Siga hablando, y pare de contar cuando no tenga más que decir.
─Bueno, doctor, aquí veo cerca del ventrículo derecho un orificio circular que atraviesa el corazón. Más abajito, otro más pequeñito. En la parte superior izquierda del pericardio, otro orifico lo traspasa. Y en la auricular izquierda se ve otro ojal. Lo rodean varias perforaciones minúsculas que lo traspasan.
─Ajá. Estoy de acuerdo.
─Doctor, ningún ser puede sobrevivir a tantas perforaciones que traspasan el corazón.
─Así es, tiene razón, somos testigos de un caso extraordinariamente novedoso.
─ ¿Seremos noticia?
─No. Si mis conclusiones son ciertas, cada día aparecen más y más mujeres como ésta. ¿Qué dice la hoja clínica de sus signos vitales?
─Funciones  hemodinámicas absolutamente normales, doctor. Normales.
─Hummm. Lo venía sospechando. Pídame un café doble por favor.
“Este galeno, es una lumbrera”, habían dicho sus compañeros del Hospital cuando se referían a él.” El doctor obra milagros”, decían sus pacientes, luego de haber sido revividos de un espasmo definitivo. El doctor,” recibe información de lo alto por revelación” decían los devotos. “No se puede saber tanto de cosas de las que aún no se tiene conocimiento en la tierra, si no está conectado”, decían los chamanes y aquellos que sin ser chamanes, estudiaban las ciencias ocultas. Mientras, los neurólogos, habían comenzado a investigar su comportamiento cerebral, y los filósofos, estudiosos de todas las biografías a quienes la historia desígnara genios, observaban el trascurrir del día a día, para escribir la biografía  del Científico Cardiólogo, de marras.
De nuevo esa mirada cavilosa, que parecía estar fuera del tiempo, indicaba a la enfermera, que el doctor se hallaba dentro de su conciencia, pensando y repensando. Un día de estos, pensó, el doctor va a volverse loco…
─Señorita, escriba por favor mi diagnóstico enseguida de las solemnidades de rigor y devuelva mi informe, a la dependencia clínica y al Centro de Imágenes, origen del examen… Dicho lo anterior, concluyo, que se trata simplemente del corazón de una mujer herida en su psiquis más profunda.



miércoles, 16 de julio de 2014

Luna, Marimba y Chocolate



Paul Fernando Morillo
USA

    Cuando a Huguito le impusieron ser aprendiz de milico, leyó su destino en la luna llena y roja, estuvo seguro que los días siguientes vendrían con problemas. Siempre hay líos cuando la luna es llena y color sangre. A Huguito le gustaba el sonido de la marimba, las noches tibias, el ocio, y el olor del chocolate. Y érase que se era, un día cualquiera, sin tener cuchara en su propia sopa, de pronto se vio desembarcando de un avión en una tierra abrasada por unos vientos gélidos en medio del mes de marzo. El sol estallaba en rayos luminosos pero era incapaz de calentar hueso humano.

    Ángeles arrastraba a su hijo hasta la entrada de la academia, le decía que pare de llorar que no se veía bien a sus 17 años de edad. El padre había decidido que no hay nada mejor para un muchacho, que la vida placentera de un internado en un colegio extranjero. A decir verdad, esta situación a Ángeles le importaba menos que más. Este hijo le llegó tardío en la vida y solo lo parió para complacer al dador de sus placeres, por ella era mejor que este hijo nunca hubiera llegado a cortarle su deliciosa vida de fiestas, encajes, perfumes, y viajes. Ella prefería un ortodoxo y viejo capitalismo del siglo XIX al peligroso socialismo del siglo XXI que amenazaba quitarle su vida acomodada a cualquier instante. Tenía todo el tiempo para pensar lo que hace la transposición de la íes entre las equis en los números romanos cuando se trata de siglos, sociedades y dinero. Esos eran sus verdaderos problemas. Así que obedeciendo como siempre a lo que su esposo dictaba y agradecida además de quitarle el peso de este mocoso, llegó hasta la “Military Academy boarding house”,  en el alejado y frío estado de Illinois, para entregar al pequeño cadete. No más obstáculos en su vida.
     El muchacho se estiró para darle un beso de despedida, pero Ángeles sintiendo una lánguida llama, más bien una mísera chispa de amor maternal lo repudió diciendo en voz alta que se porte como un machito, y fue muy en serio. Los ojos del próximo cadete estaban por ablandar a la Barbie de la nueva era. La mujer vio de reojo la puerta y sintió ganas de tomar a su fastidioso hijo y sacarlo de allí pero más bien lo miró con dureza y le prometió que la próxima visita de ella será cuando Huguito llegue a ser General de la República, del país del cacao y la marimba. El paisito que tanto les ha dado y ahora está a cientos de kilómetros al sur de este gélido paraíso. Dio media vuelta, y la provocativa mujer sintió el aire frío del lago subir por sus piernas bronceadas y largas. Se acomodó la falda, mientras caminaba hacia una nueva vida en París.  Se contempló los deditos de los pies perfectos, con sus uñas  coloreadas en ese rojo intenso del deseo. El milico en potencia, succionaba babas, mocos y lágrimas; apretó un puño, identificó una especie de bayoneta en un fusil viejo que colgaba fungiendo una decoración honrosa, tomó la bayoneta, la madre estaba casi al cruzar la puerta, el casi soldadito recordó la luna roja trayendo esos presagios funestos cada seiscientos años, distinguió a lejos el sonido de la marimba bruja y embriagadora. Las plantas de los pies de la madre al raspar con la suela de las sandalias D'ior rociaban el ambiente con el olor del chocolate. El olor del cacao, que de ahora en adelante tendrá el nombre oficial de cocoa en esta nueva patria, le llena el vigor al bobo; la falda de la madre se contonea alegre, revela un apretado y esbelto derriere.
     Huguito siente que su miembro se despereza entre la bragueta, las piernas de su madre le llaman de una manera tormentosa, ya casi esta ella en la puerta. Su madre se está yendo, lo está abandonando. Él siente un líquido caliente chorreando por entre los pantalones, mira y está seguro que es su preciado cacao líquido por el color rojo cobrizo. El cadete en joda mira en la palma de su mano su miembro todavía erecto bañado en sangre y pierde la conciencia. Mientras un sueño espeso cubierto de una luna roja en esta negra tarde de un día soleado y frío de marzo cubre su cuerpo, una música de marimba y tambores comienza a tocar por entre las armas guindadas en las paredes y el ambiente se perfuma del olor tierno del chocolate.


miércoles, 9 de julio de 2014

Destino

Clide Gremiger
Argentina


Le quedaban tres horas de vida y sin embargo ahí estaba, preparándose el desayuno. Con minuciosos movimientos cortaba rodajas de pan, que luego ordenaba dentro de la tostadora. Mientras canturreaba “cuando lleguen los humanos a Marte”, al compás del tema con el que la FM despertaba a la ciudad esa mañana, vertió el café en la taza y dispuso todo sobre la mesa: mermelada, manteca y azúcar al ritmo de “la vida que aún está por llegar”. Para cuando las tostadas saltaron, bailaba por toda la cocina. No se sabe bien por qué, dos horas después el accidente ocurrió, pero ella no murió.