Clide Gremiger
Argentina
Le quedaban tres horas de vida y sin embargo ahí estaba,
preparándose el desayuno. Con minuciosos movimientos cortaba rodajas de pan,
que luego ordenaba dentro de la tostadora. Mientras canturreaba “cuando lleguen
los humanos a Marte”, al compás del tema con el que la FM despertaba a la
ciudad esa mañana, vertió el café en la taza y dispuso todo sobre la mesa: mermelada,
manteca y azúcar al ritmo de “la vida que aún está por llegar”. Para cuando las
tostadas saltaron, bailaba por toda la cocina. No se sabe bien por qué, dos
horas después el accidente ocurrió, pero ella no murió.
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