Elvirita Hoyos
Cartagena, Colombia
─Doctor, mire este
extraño Ecocardiograma color.
El doctor lo miró
desde diversos ángulos silenciosamente. Y un tanto perplejo, lo devolvió a la
enfermera con la orden de remisión al especialista del departamento de
Cardiología, sin informe.
El Cardiólogo,
después de mirar detenidamente el ecocardiograma, le preguntó a la enfermera,
por el informe.
─Nada, doctor. No
trajo ninguno. ¿Ocurre algo grave?
─No sé qué decir.
En mis treinta años de experiencia, no he visto nada igual. Regrésala al Centro
de Imágenes para que la repitan, esto debe estar equivocado, o quizá el aparato
esté dañado.
─Doctor,
permítale decirle que antes de enviarla, el especialista hizo varias tomas y
todas salen iguales.
─En ese caso,
envíela al departamento de “Investigaciones Clínicas” que la vea el Jefe, ah y
por favor, no envié nota, para no influir en la investigación.
─Pero…
─No se preocupe,
ellos entenderán que es una caso extrañísimo, y complejo, digno de un estudio
singular y completo.
El Investigador, miró
muy minuciosamente la Eco en la pantalla frunciendo el entrecejo durante largos
minutos en los cuales, la expresión grave de su rostro, y el rictus permanente
de su boca; le indicaban a la enfermera auxiliar que no debía preguntarle nada.
Ni hablar siquiera. El doctor se hallaba sumido en las profundidades de su
conciencia, consultando la milenaria biblioteca escrita en sus neuronas. Muy
dentro de él, una simbiosis arrojaba luz
ante cualquier pregunta que se hiciera después de un proceso en el que
nadie diferente, podía acceder fácilmente.
─Venga, le dijo a
su auxiliar, obsérvela en pantalla y vaya diciéndome lo que ve.
─Caray, para
empezar le digo que me asusta ver esto que nunca antes había visto.
─Yo tampoco, contestó,
pero tal parece que llegó el día. Siete mil millones de personas caminan sobre
la faz de la tierra. Cuarenta y cinco millones, habitan en Colombia. Y, que yo
tenga noticias, éste es un caso único e insólito. ¿Cómo le parece?
─ ¿Nos ganamos la
lotería?
─No sé qué decir,
me hallo perplejo. Investiguemos a ver si estoy en lo cierto, y sigámosle la
pista. Solicíteme estos datos: Género. Edad. Estado Civil. Y vuele, que para
mañana es tarde.
─Doctor, yo tengo
esos datos en mi folder. Dice: Mujer. Edad…edad… edad…que raro, la copiadora debió
estar dañada cuando la scanearon, pues en la fotocopia de la cedula de
ciudadanía, la parte pertinente, está en blanco y usted, sabe que eso es
absolutamente imposible, tratándose de un documento del estado.
─Observe la foto
del documento, que edad refleja.
─Parece joven.
Muy, pero muy joven, además de linda.
─Mire sus
huellas…
─No se alcanzan a
ver nítidamente.
─Eso imaginé. Se
trata de una ¡Inmortal!
─Pero doctor, eso
es imposible.
─No. No lo es. Lo
más cercano a lo imposible, es lo posible. Volvamos a observar en pantalla,
quiero saber si usted ve lo mismo que yo. Repasemos.
─Se trata de un
Electrocardiograma bidimensional modo M Doppler color.
─Siga hablando, y
pare de contar cuando no tenga más que decir.
─Bueno, doctor,
aquí veo cerca del ventrículo derecho un orificio circular que atraviesa el
corazón. Más abajito, otro más pequeñito. En la parte superior izquierda del pericardio,
otro orifico lo traspasa. Y en la auricular izquierda se ve otro ojal. Lo
rodean varias perforaciones minúsculas que lo traspasan.
─Ajá. Estoy de
acuerdo.
─Doctor, ningún
ser puede sobrevivir a tantas perforaciones que traspasan el corazón.
─Así es, tiene
razón, somos testigos de un caso extraordinariamente novedoso.
─ ¿Seremos
noticia?
─No. Si mis
conclusiones son ciertas, cada día aparecen más y más mujeres como ésta. ¿Qué
dice la hoja clínica de sus signos vitales?
─Funciones hemodinámicas absolutamente normales, doctor.
Normales.
─Hummm. Lo venía
sospechando. Pídame un café doble por favor.
“Este galeno, es
una lumbrera”, habían dicho sus compañeros del Hospital cuando se referían a
él.” El doctor obra milagros”, decían sus pacientes, luego de haber sido
revividos de un espasmo definitivo. El doctor,” recibe información de lo alto por
revelación” decían los devotos. “No se puede saber tanto de cosas de las que
aún no se tiene conocimiento en la tierra, si no está conectado”, decían los
chamanes y aquellos que sin ser chamanes, estudiaban las ciencias ocultas.
Mientras, los neurólogos, habían comenzado a investigar su comportamiento
cerebral, y los filósofos, estudiosos de todas las biografías a quienes la
historia desígnara genios, observaban el trascurrir del día a día, para
escribir la biografía del Científico
Cardiólogo, de marras.
De nuevo esa
mirada cavilosa, que parecía estar fuera del tiempo, indicaba a la enfermera,
que el doctor se hallaba dentro de su conciencia, pensando y repensando. Un día
de estos, pensó, el doctor va a volverse loco…
─Señorita, escriba
por favor mi diagnóstico enseguida de las solemnidades de rigor y devuelva mi
informe, a la dependencia clínica y al Centro de Imágenes, origen del examen… Dicho
lo anterior, concluyo, que se trata simplemente del corazón de una mujer herida
en su psiquis más profunda.
Elvirita, sí que das muestras de que tu estilo tiene humor!!! Me encantó.
ResponderBorrarGracias Clide,cada día hay mas corazones perforados de madres que sobreviven a la violencia y a la guerra, madres de secuestrados,de muertos en combates, de hijos desaparecidos,de victimas por minas quiebra pata, de masivos desplazados, de masivos erradicados y demás crímenes y abusos.
ResponderBorrarMuy bueno Elvira!!!
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