sábado, 18 de abril de 2020

El Grito


Paola  Pamapre 

Concepción del Uruguay, Argentina


(…) esa mujer ¿por qué grita?
andá a saber
mirá que flores bonitas
¿por qué grita?
jacintos margaritas
¿por qué?
¿por qué qué?

Susana Thénon 
(BsAs 1935-1991)


El barrio está al tanto, pero es complicado tomar cartas en el asunto.  La casa de mitad de cuadra, esa tan distinguida, la que tiene  un hermoso jardín en el frente, una pileta y  un parque extenso diseñado por un famoso arquitecto, sí esa que la observa todo el mundo,  hace mucho que la construyeron. No hay quien conozca un poco de  la historia de la zona, que no la admire.  Es de gente “bien”. 
Todos los  del edificio lo saben pero afrontarlo es difícil.  Como ojos verticales  que se elevan por veinte pisos, tienen el privilegio de butacas reservadas. Desde los balcones que dan al centro de la manzana pueden observar, con disimulo a veces y otras descaradamente, lo que sucede en el patio.  La casa en cambio, con sus ventanas cerradas, esconde  con piedad  la situación.
La señora de López  saluda a todos, conversa a veces con los vecinos desde adentro de la reja y riega y riega sus canteros.  A menudo corta los pimpollos de sus rosales sin cuidarse de las espinas… ¿Será por eso que ella  tiene los ojos salpicados y sangre en los dedos?... ¿La viste, mamá?
Los ojos de la señora son raros, miran sin verte, a veces  parece que hablaran…ojos que gritan diría. Vení a ver que te corro un poco la cortina.  Dejá de acomodar las calas en el jarrón y vení.   Vení  te digo y fíjate que en la calle hay una ambulancia, vaya a saber que está pasando en la vereda que hay una ambulancia, una ambulancia te digo, fijáte.  No podemos salir a preguntar con esto de estar en cuarentena. Vos conocés a la señora de López porque trabajaste en su casa ¿nunca te comentó nada? ¿Por qué estas llorando? Ahora llega un patrullero y bajan algunos agentes ¿Qué estará pasando? Los vecinos están asomados a las ventanas pero nadie puede salir a la calle por culpa del coronavirus, es una desgracia. Hace días que ni hasta al kiosco podemos ir. ¡Es una cagada! Todos encerrados.  Hoy estaba tan callada la casa de los López que pensé que no había nadie, salvo ese grito a la hora del almuerzo. ¿Por qué grita esa mujer? Yo no estaba muy segura de dónde provenía el grito, alguien subió el volumen de la televisión, era la hora del noticiero y había olor a comida quemada. ¿No escuchaste nada mamá? Estás cada vez más sorda, vieja, aunque no hay más sordo que el que no quiere oír, y dejá de llorar porque me viene a la memoria lo que llorábamos juntas hace mucho tiempo atrás.  Si habré llorado sin gritar aunque me dolía la garganta de aguantar. Me tiemblan las manos de solo acordarme. ¿Por qué no gritábamos, má? ¿Por qué ahora tu llanto es silencioso? Ya sé. Tengo que dejar en el fondo de un pozo los recuerdos que duelen. Esas cosas pasaban en la villa miserable donde vivíamos y yo era muy  chica y los pocos pesos que vos  juntabas fregando te los quitaba esa bestia alcohólica que fue mi papá. A veces tengo sueños muy feos mami…aunque ahora nuestro dolor está atenuado  y nuestras cicatrices escondidas.  ¿Por qué no gritaste, mujer?  Mamá, vos no gritaste ni cuando papá me agarraba de los pelos, cuando me mandaba a la cama sin cenar. Estaba oscuro y yo tenía tanto miedo. Escuchaba ruidos y golpes y lloraba tapándome con la almohada.  Pasamos años con esa tortura, el  espanto  me amordazaba.  Y aunque lloré cuando ese bruto se murió de cirrosis como para disimular, por dentro vos y yo no parábamos de bailar y cantar, por fin nuestras voces acalladas eran festivas. ¿Te tomás un cafecito? Voy a la cocina y  lo  preparo.
No tengo que ir  a trabajar a la oficina. Tuve suerte de conseguir el empleo así ella puede  quedarse  en casa. No se puede viajar por esta semana por lo del virus ése, así que me tengo que poner en la compu a trabajar por internet. Hay que conformarse.  Por suerte tenemos celulares ahora y nos entretenemos con la tele. Vení, má que el café se enfría ¿Qué te pasa viejita? ¿Y ese grito?  Ya voy ya voy ya voy…
¡Mirá como se llevan esposado al doctor López!