Paul Fernando Morillo
Estados Unidos
Mi familia se
fue al interior a celebrar las fiestas de fin de año, así que aquí estoy yo
solo otra vez; como todos los años, me acompañan esta maldita soledad, la
botella y mi pistola. No me queda de otra, esta vez estoy dispuesto a jalar el
gatillo, o como le llamen a este artilugio. Esta vez no fallo, el viaje está
dispuesto. Estoy escribiendo una nota en la computadora, lo usual. Tomo la
pistola, la acaricio como a la mano fina de la muerte que me sonríe, la maldita
indiferencia dentro de mí me mata. Es peor que el tiro que me volará los sesos,
entonces me doy cuenta que ya he probado la muerte. Tomo la soledad en mis
brazos, salgo al patio, el frío es brutal, las estrellas incomparables,
esperando. Ubico la botella a trescientos pasos, pongo la pistola en mis
sienes, el cañón está helado, apunto a la botella, jalo el gatillo, un placer
de conclusión sube por mi brazo, la botella estalla. Me siento a esperar el año
nuevo allí mismo en el frío y bajo las estrellas. El próximo año me iré con mi
familia al interior.
no hay duda de que sabes escribir, y esto te va..
ResponderBorrarpero aunque tienes bien clara la idea principal, no supiste conectarla con el final del relato y lo que conseguiste fue estropearla por el exceso de realidad.
Date libertad de morir y volver a vivir todas las veces que quieras.
Éxitos.
Graciasm Gustavo, por tu amable comentario.
BorrarJaime.