jueves, 24 de abril de 2014

Primicia de un demente

 
 
Gil Sánchez

México

Al salir a regar su jardín, rememoró la contestación a los detectives, hacía cinco meses. “Sin despedirse, me abandonó. No sé más”.
Hoy, me siento con una trémula percepción de inefables consecuencias. Tan necesaria mi perspectiva sagaz, para prevenir la zozobra y mi desvarío. Tal vez, también el infortunio de un desagradable sabor. Pero exquisito manjar, para la envidia. A mí me basta trascender en tus dedos, que entrelazan sensaciones, sueños quiméricos, en fin, letanías de un chiflado, por tenerte tan cerca de mis geranios que florecen de alegría, suplicando las caricias del viento que los avive; ante el majestuoso cobijo de tu abono.

2 comentarios:

  1. Gil te felicito por que en pocas palabras,logras decir todo.Lo comprimes todo de manera tal que nos conduces expectantes al propio final. Éxitos.

    ResponderBorrar
  2. Mil gracias en un mil de ocasiones por leerme.

    ResponderBorrar