Con audio incluido
Paul Fernando Morillo
Lewisville. NC. USA
Desperté para encontrar
la sala iluminada y la mirada del doctor sobre mi cara. Esta vez voy a fingir y
decirle que fue otro sueño, digamos, una fantasía de un Morfeo normal, porque
mi dios personal está medio desquiciado.
Así que procedí a
decirle al galeno que tuve una experiencia rara, pero todo sueño es un poco atolondrado
y tonto. Si, asentí, parece que la marihuana medicinal me está ayudando a
controlar mis dolores espirituales. El doctor, sonrió, y me dijo que estoy
mejorando, me sentí aliviado, y comencé a caminar por mi nube con temor.
Parece ser que anoche
el no haber tocado mi droga medicinal ayudó en mi mejoría. Antes de retirarme a
descansar tomé un vaso de leche tibia con una cucharada de cognac, brindé con
sorna lúdica por la receta de mi abuela y me fui a dormir.
La Paz sea contigo, no
temas, me dijo el ser de traje blanco lechoso. Yo me resistía a mirarlo, pero
su voz suave y serena afinaron los muelles de mi alma desentonada. Como siempre
ocurre en los sueños, no podía mirarme las manos y mi agudeza mental tomaba
nota de ello y comenzaba a tejer las preguntas irrisorias en apenas dos frases.
Estaba en paz y ahora que aparece este ser de la nada estoy con miedo. ¿Por qué
la voz tiene acento español? Y la voz continuó: “cuando despiertes, no le digas
al galeno de nuestro encuentro. Hala, dile, que el Universo se ha postrado en
tu favor. Eah, que ahora vosotros los hombres creen más en las ridiculeces
materiales que en nuestro Señor”.
Asentí con la cabeza
una y mil veces y respondí: así sea. Tuve el mismo exacto sueño cuando se me
indujo a este estado de semi conciencia y cuando desperté en el sillón del
Doctor, éste tenía sus ojos fascinados sobre mí. Me dijo que yo hablé en otras lenguas
y que repetía con acento español “el Universo esta con nozotroz”.
El
médico me dio el alta por ese día, me recalcó que las visiones y sueños de los
ángeles tal vez, quizás, enfatizó, pasaron en una remota y dudosa historia, mil
años atrás; pero que esas son solo fábulas, lo que en verdad nos sirve,
prosiguió, para encarar el brillante y cierto futuro, es nuestra total
rendición a los edictos del Universo, así que me aumentó la dosis diaria de
medicina a tres veces al día, muchas más horas de meditación transcendental y
una dieta rica en verduras y sin carnes rojas.
Le di las gracias,
musité un “ángel de la guarda” callado entre mis labios. Entró el enfermero,
quien me ayudó a colocarme en mi silla de ruedas. Me trasladaría a la pieza del
psiquiátrico donde me encontraba.
—Listo Gabriel —le dije— empuja nomas, el
Universo nos espera.
Excelente Paul!!!
ResponderBorrarFantástico! Muy bueno!
ResponderBorrarGracias Osvaldo Y Adri.
ResponderBorrarVeorsímil a pesar de la situación. Bravo!!!
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