sábado, 19 de marzo de 2016

Intolerancia

 

Paul Fernando Morillo

Lewisville, NC, Estados Unidos

Huguito, el bobo, tenía  una reticencia a la comunión los días domingo en misa de 6:30 am. Quizás sus pecados eran tan pesados que el cuerpo del Señor era rechazado del cuerpo y del alma de Huguito, al menos eso creía el bobo.
Tenía el mejor puesto público que cualquier ciudadano del paisito de papel pudiera obtener. Cómo presidente cometió desmanes; de acuerdo, pero nada para que las puertas del cielo le  fueran vedadas.
El asunto era más terrenal que espiritual pensaba Huguito, el bobo. Y es qué cada vez que la oblea santa llegaba a sus sebosas tripas se transformaba, de pan ázimo en unas turbulentas flatulencias.
Después del último domingo, con paupérrima energía fué a hablar con el párroco. El bobo tenía miedo de hundirse en las tinieblas eternas porque las hostias le sacudían los intestinos.
¿Era el Presidente del paisito de papel, el más noble e inteligente, no agradable  a los designios del Altísimo?
Huguito, el bobo, se afanaba en explicar al cura las maravillas que su persona había hecho por la patria; no sólo esta patria tímida y desolada, incluso él había cambiado la más grande. Explicaba cómo los pobres dejaron de ser pobres y se hicieron más pobres, los ricos más aún y los menos ricos, mucho menos. Su voz iba en aumento. Exigió, pataleó y hasta le propinó una bofetada al representante de los discípulos de Jesús en la tierra. Se necesitaba El Cambio.
El domingo a las 6:30 am el cura, con el ojo hinchado y la boca enfilando hacia el sur-oeste, llamaba a la comunión con las obleas gluten-free.


3 comentarios:

  1. Cuántas cosas encierra esa historia. Felicitaciones!!!

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  2. Cuántas cosas encierra esa historia. Felicitaciones!!!

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  3. Muy bueno Paul!!. Cualquier similitud con la realidad es pura observación!!

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