Patricia Gorla
Argentina
El afuera está como siempre.
Los comercios del barrio van desperezando el
cansancio de la noche. La frenada en la esquina. Un bocinazo intenta despertar
las calles todavía mortecinas. La tradicional fila para tomar el colectivo. Un
bebé dormido apoya su cabeza sobre el hombro cansado de la madre. Bajo su
camperita azul puede verse el guardapolvo de algún jardín maternal. ¿Se
acostumbrará cada mañana a salir con lluvia, frío o calor? ¿Aprenderá a esperar
su turno para jugar, para ir al baño, para hablar, para pensar?
El aire fresco me va despabilando. El afuera
de hoy es como el de ayer, será como mañana.
El adentro mío ha cambiado. Una lágrima
produjo el cambio. No la que sale del ojo. Esa que viene de lejos, de lo
profundo. De la tristeza. La de tu ausencia.
Subo al colectivo y en medio de apretujones me
voy acomodando. A través del vidrio empañado, mis ojos se llenan de las luces
callejeras, de veredas vestidas de otoño, de apuros por llegar quién sabe a
dónde.
Una señora bosteza, otra se persigna al pasar
por la iglesia. Alguien habla por teléfono. Un hombre intenta leer el diario
entre el bamboleo provocado por las bruscas frenadas.
−¿Ves? Todo igual que ayer. Pero es hoy. Y
respiro. Y me muevo. Y vivo. Pero vos no estás.
Una pintura genial de una mañana en mi ciudad y del interior de un alma dolida como en cualquier lugar del mundo. Excelente!
ResponderBorrarGracias por tu comentario Osvaldo Villalba
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