miércoles, 14 de mayo de 2014

Michele




Alejandro Franco
México



La fuente que te dio de beber tantas veces

En su espejo de agua en lo alto de la barda reflejaba

Una gata oronda y segura que pasaba y repasaba

Con sus crías rezagadas, sigilosas, cuidando que no las vieses.



Habrás odiado la endiablada bicicleta

Corriendo tras ella sin comprender, ladrido tras gemido

Mordisqueando los pies, mientras el sol burlón

Dibujaba tu sombra regordeta



Cuántas veces vimos el alba y el ocaso

Caminando juntos, como amigos, como hermanos

Sin hablarnos, sin decirnos, sin mirarnos…

Solo un mimo pedías en recompensa o, quizás un abrazo



Un paseo en coche, orejas al aire, boqueando el viento

Siempre altiva, majestad, princesa, reina humilde…

No cabía en tu corazón tanta alegría

Te sentí muy cerca, acaricié tu pelo, apreté tu hocico

Percibí tu aliento.



Tibia niña, alma buena, manantial de amor

En tres cuartillas no es posible describirte…

Arrebata la muñeca, destroza tu osito, corre a la pelota

Juguetes de la sin razón que recibieron inermes y fríos tu calor.



En soledad y larga espera, te perdías a través de los cristales.

¡Júbilo!, al ver voltear el coche rojo por la esquina.

¡Angustia!, volteretas, escaleras abajo, ¡por Dios!, que sea ella…

¿Qué no ven? ¿Qué no saben que enloquecería si no la viera?



Duerma la siesta niña mía. Sueñe que le traerán manjares exquisitos

Sueñe con paisajes arbolados y mil rincones donde oler y husmear…

Corra tras los gatos groseros y taimados

Beba agua de la fuente, sienta caricias y besitos.



Descansa al fin amiga mía y reposa… tu paseo se ha terminado.

Cuánto amor nos regalaste y nada a cambio recibiste

Agradezco en lo infinito, de tu enseñanza las virtudes

De la semilla que sembraste, comenzó su germinado.

Mayo 2014




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