viernes, 5 de julio de 2019

Perra Vida


 Paul Morillo

Lewisville, NC. USA



 Spanky John Walter Smith III creía saber por qué él tenía nombre de perro, pero necesitaba que alguien lo confirmase. Se miró al espejo. El reflejo mostró las orejas y los dientes caninos empotrados en su cara, al parecer al apuro,  estos no eran de un ser humano. Incluso Spanky orinaba apoyado en una pierna más que en la otra sin llegar alzarla, todavía. En esas se hallaba cuando su instinto se despertó, oyó un ruido indefinido en el patio que daba por la pileta con pescados colorados y amarillos. Guiado por el bullicio salió en busca de su destino y  del origen de ese ruido.
A medida que avanzaba por el patio, oyó otro agudo ruido de hojas secas crujiendo, los pescados colorados se arengaban y parecían que danzaban, entonces lo pudo oír en toda su fuerza y belleza. El ruido casi sordo para el oído normal venía de la parte cubierta por varias plantas, justo en donde comienza una suerte de bosquecillo.
Del fondo de los entumecidos matorrales por el aire de Mayo, se materializó un ser de luz azul. El aire aguantado por una llovizna  imperceptible amplificaba el sonido de conchas de mar, pronunciando un nombre que en ese momento Spanky no reconocía, y ahora vagamente lo recuerda,  lo cual lamenta a diario. Spanky se presentó ante el hombre, estaba asustado pero alerta, no dejaba de menear la cadera de la pura felicidad. Se acercó con la cabeza baja dejando ver su humilde postura, los hombros caídos en sumisión total. 
En aquel momento el hombre azul  le reveló que en su vida anterior, su existencia fue cortada de manera brutal por atropellamiento mientras él corría detrás de un auto dando de alaridos. Le pedí que aclarara la historia aquella del ser de luz y de una vida pasada. Sonrió sacando la lengua. Si tan solo fuésemos seres con corazones de niño veríamos todo tan claro, me dijo, y sus orejas paradas tomaron una siesta.
Insistí sobre lo que él oyó o bien lo que conversó con el ser azul, me interesaba sobretodo lo que él, Spanky, como ser terrenal le dijo a ese ser. Estaba yo fascinado  por  el acento que tenía en su hablar, no el Ser de Luz, ya que entiendo que hablan todos los idiomas, más bien tenía curiosidad por el tropiezo y alargamiento de ciertas palabras de Spanky, en especial de las elles, las ches, las ies, las i griegas, ciertas palabras como “calle” que Spanky John Walter Smith III pronunciaba como “cashe”, pollo dicho “poyo” y así por el estilo. Me explicó que todo era causa de la fricativa postalveolar pero yo argumenté que no sabía que el ladrido de los perros tengan esa condición a menos que el caco sea chileno o argentino y reímos a gusto.

2 comentarios:

  1. Siempre bromeando sobre los argentinos, ja! Muy tierno relato!

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  2. "Fricativa postalveolar" ¡Faaa! No sabía que cuando digo "caye" o "yave" (por calle o llave) pongo en funcionamiento eso.
    ¡Gusto en leerte amigo!

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