Paul Morillo
Lewisville, NC. USA
Spanky
John Walter Smith III creía saber por qué él tenía nombre de perro, pero
necesitaba que alguien lo confirmase. Se miró al espejo. El reflejo mostró las
orejas y los dientes caninos empotrados en su cara, al parecer al apuro,
estos no eran de un ser humano. Incluso Spanky orinaba apoyado en una pierna más
que en la otra sin llegar alzarla, todavía. En esas se hallaba cuando su
instinto se despertó, oyó un ruido indefinido en el patio que daba por la
pileta con pescados colorados y amarillos. Guiado por el bullicio salió en
busca de su destino y del origen de ese ruido.
A
medida que avanzaba por el patio, oyó otro agudo ruido de hojas secas
crujiendo, los pescados colorados se arengaban y parecían que danzaban,
entonces lo pudo oír en toda su fuerza y belleza. El ruido casi sordo para el
oído normal venía de la parte cubierta por varias plantas, justo en donde
comienza una suerte de bosquecillo.
Del
fondo de los entumecidos matorrales por el aire de Mayo, se materializó un ser
de luz azul. El aire aguantado por una llovizna imperceptible amplificaba
el sonido de conchas de mar, pronunciando un nombre que en ese momento Spanky
no reconocía, y ahora vagamente lo recuerda, lo cual lamenta a diario.
Spanky se presentó ante el hombre, estaba asustado pero alerta, no dejaba de
menear la cadera de la pura felicidad. Se acercó con la cabeza baja dejando ver
su humilde postura, los hombros caídos en sumisión total.
En
aquel momento el hombre azul le reveló que en su vida anterior, su
existencia fue cortada de manera brutal por atropellamiento mientras él corría
detrás de un auto dando de alaridos. Le pedí que aclarara la historia aquella
del ser de luz y de una vida pasada. Sonrió sacando la lengua. Si tan solo
fuésemos seres con corazones de niño veríamos todo tan claro, me dijo, y sus
orejas paradas tomaron una siesta.
Insistí
sobre lo que él oyó o bien lo que conversó con el ser azul, me interesaba
sobretodo lo que él, Spanky, como ser terrenal le dijo a ese ser. Estaba yo
fascinado por el acento que tenía
en su hablar, no el Ser de Luz, ya que entiendo que hablan todos los idiomas,
más bien tenía curiosidad por el tropiezo y alargamiento de ciertas palabras de
Spanky, en especial de las elles, las ches, las ies, las i griegas, ciertas
palabras como “calle” que Spanky John Walter Smith III pronunciaba como “cashe”,
pollo dicho “poyo” y así por el estilo. Me explicó que todo era causa de la
fricativa postalveolar pero yo argumenté que no sabía que el ladrido de los
perros tengan esa condición a menos que el caco sea chileno o argentino y
reímos a gusto.
Siempre bromeando sobre los argentinos, ja! Muy tierno relato!
ResponderBorrar"Fricativa postalveolar" ¡Faaa! No sabía que cuando digo "caye" o "yave" (por calle o llave) pongo en funcionamiento eso.
ResponderBorrar¡Gusto en leerte amigo!