viernes, 26 de febrero de 2016

Nomás me acuerdo

Gil Sánchez

México

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En su juventud, Arnoldo, tuvo una atracción con las mujeres que rayaba en lo inverosímil, quizás pudiera decir, hasta en lo diabólico. Sus novias hacían largas filas, entraban a una lista de espera muy particular. Las que tenía en color rojo eran apasionadas, las de color azul, frías o inexpertas. La mayoría de las veces disponía sus aventuras de acuerdo al color.
Como sucede con todo; el tiempo pasó y golpeó su autoestima, doblegó sus rodillas, sus dientes se perdieron y las arrugas arrasaron su cuerpo. Pero lo que no variaba, era que besaba con pasión los espejismos.

 

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