jueves, 18 de octubre de 2018

Despacito

Clide Gremiger

Argentina

 

—Mamá, ¿y esta foto?

 El recuerdo vino claro como la canción. El viaje en el crucero caribeño que con fastidio aceptó como premio. Ninguna de sus amigas podía costeárselo. Tenía que viajar sola. ¡Sola en un crucero! Pero fue. Cómo rechazar un premio de esos. “A quien se le ocurre dar un premio de estos para una sola persona.”. .. Esas cosas que uno hace sin leer la letra chica, se dijo en aquel momento.

 La foto era de la velada de bienvenida. Todo el mundo exaltado, bailando. Ella misma contoneándose con un canoso que la ceñía por la cintura… “O lo que me queda de cintura”, pensó.
 En el canoso no había reparado hasta la mitad de la fiesta. Ella, incómoda y enojada con su hija por haberla convencido de ir, se había sentado en el lugar menos expuesto del salón. Pero la canción deslizó un  “llevo un rato mirándote” casi susurrado, en boca de un caribeño de aspecto sudado. “Lejos está de la imagen de Fonsi”, pensó, mientras sus ojos hacían un paneo del entorno, para disimular la incomodidad. Y allí vio al canoso que desde la barra la miraba con insistencia.

 Para cuando el sudado decía “me voy acercando y voy armando el plan”, ella ya tenía su mano en la mano del canoso y se dirigía a la mitad del salón

Sonrió al recordar cómo se había divertido esa noche al son de “Despacito” y otras tantas canciones que ella ni sabía que existían. Miró a su hija y con un gesto pícaro respondió: “la noche estaba para un reggaeton lento”.



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